Mañana es San Valentín y a Cupido le sugiero que el próximo flechazo sea certero… porque ya dejé de esconderme y correr en dirección contraria a mi corazón.
A Cupido le pido que esa flecha atraviese cualquier rincón de mi cuerpo pero no lo haga directo al corazón porque aunque no perdí la capacidad de amar que tantas veces puse en duda, lo cierto es que lo recompuse con sumo cuidado y se me antoja vulnerable y bello… no se hizo acorazado y sí más puro y más real.
A Cupido le susurro que ni el primer amor ni cada desamor agotaron mis canciones favoritas o la magia de “beguine the beguine” y que sigo encontrando deseos en cada pestaña caída, respuestas deshojando margaritas y señales hasta en las 13:31 del pulso de mi muñeca.
A Cupido le confieso que nací para amar sin medida, con el alma y que no hay frase más hermosa que un “te echo de menos” ni reverso de la piel más intenso que el que nace de la pasión.
A Cupido le comparto que los puntos suspensivos son sólo el pretexto para que algo me llegue por destino y que la esperanza es espera antes del punto final o como dicen los narradores de los cuentos de princesas… fueron felices y comieron perdices.
Creo en todos los formatos del amor sobre todo en el que no duele pero mañana es San Valentín y Cupido tiene mucha puntería que afinar en su aljaba.
Feliz día de San Valentín, a ti que estás enamorado…